Proponemos empezar con unas preguntas para tomar el pulso de este tema en vuestra organización:  

>     Cuando piensas en las personas que componen tu organización: ¿quiénes te vienen a la cabeza?

>    En primera instancia ¿has incluido al voluntariado, personas asociadas, colaboradoras, usuarias, …?, ¿crees que en tu entidad se le otorga el mismo valor a la participación de todos los grupos de interés?

>    Si hay diferencias: ¿por qué?, ¿qué consecuencias tiene en la participación pertenecer a cada una de esas  diferentes "categorías"?

>    Si tuvieras que definir con 3 adjetivos el papel del voluntariado en tu organización: ¿cuáles serían?

>    ¿Se escucha la voz de las personas voluntarias en tu entidad?, ¿participan en decisiones estratégicas o importantes?, ¿qué procesos canalizan esa participación?

>    Si como miembro proactivo de tu entidad tienes una propuesta que aportar: ¿cómo la das a conocer?, ¿qué canales de participación hay establecidos en tu organización para compartir iniciativas y mejoras?

>    ¿Qué actitud existe en tu organización respecto a otras entidades que trabajen en vuestro mismo sector?, ¿existe cultura de colaboración con entidades afines?

>    ¿Se te ocurren nuevas iniciativas que pueden surgir de la participación y colaboración con otras personas o colectivos de vuestro entorno?, ¿se podría ampliar vuestro ámbito de acción con esas colaboraciones?

Tus respuestas son el punto de partida fundamental para reflexionar sobre este tema en los siguientes epígrafes.

La base social se puede ver desde diferentes perspectivas:

>    Como un colectivo: personas, instituciones y grupos involucrados con la entidad.

>  Como una forma de participación: en la articulación de la base social, la participación es vista como un valor clave de las entidades del tercer sector. La base social participa y se implica para llevar a cabo las actividades de la organización. En el caso del voluntariado, en algunas entidades, puede ser considerado como “mano de obra gratuita” que colabora en la ejecución de actividades ante la sobrecarga de trabajo del personal técnico o la escasez de personal contratado.

>    Como un modo más de obtener recursos: la base social implica la obtención de recursos de diversa índole (las cuotas de las personas asociadas, las horas aportadas por el voluntariado, etc.).

>    Como un tema adicional a gestionar: para poder construir y mantener una base social fuerte es necesario pensar acciones y contemplar la base social como un tema a gestionar y ello implica añadirlo a la “agenda”.

Desde la perspectiva teal, nos preguntamos: ¿podría ser la base social algo más que eso?, ¿podría aportar de una forma más integral a la consecución del propósito de vuestra organización?