Según el Instituto Nacional de Estadística de Reino Unido, semanalmente pasamos aproximadamente un 25% de las horas de nuestro tiempo en nuestros puestos de trabajo. Si no somos capaces de acudir al trabajo sin la «máscara profesional», estaremos siendo durante un cuarto de la semana unas personas que realmente no somos, dificultando tanto nuestro desarrollo personal como profesional.

En conclusión, las organizaciones tienen que ser capaces de afrontar este nuevo reto y poner a la persona en el centro de las prácticas de Recursos Humanos y las políticas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE).

Vamos a invitarte a explorar y tomar consciencia de cómo se desarrollan en la actualidad estos tres procesos fundamentales de planificación de los recursos humanos en tu entidad a través de una serie de preguntas.

En el proceso de reclutamiento o captación que conlleva la búsqueda del/de la candidato/a con las mejores habilidades, competencias, experiencias profesionales para adaptarse al funciones que va a desempeñar,

¿Cuáles son las prácticas de reclutamiento en tu entidad?
¿Quién se encarga de hacer las entrevistas y contrataciones?
¿Cuáles son los criterios?
¿Se crea un ambiente lo suficientemente seguro para que los representantes de la empresa y los candidatos se quiten las máscaras y tengan conversaciones desde la autenticidad?

En el proceso de acogida o incorporación, que guía al nuevo/a empleado/a a la organización en la cual entra a formar parte, dándole información básica del funcionamiento de la misma para que vaya familiarizándose con la entidad y con las personas integrantes de la misma, además de conocer la cultura, valores, historia y políticas corporativas:

¿Cómo se les da la bienvenida a las nuevas personas que se incorporan a la entidad?
¿Existe algún manual de convivencia?
¿Cómo se apoya a los/as nuevos/as trabajadores/as para que se incorporen a las funciones que van a desempeñar, al propósito?

En el proceso de salida que sirva de guía para la extinción de la relación laboral:

¿Qué prácticas y procesos se utilizan para extinguir la relación laboral de los/as trabajadores/as de bajo rendimiento?
¿Qué prácticas se utilizan por no estar a la altura de los valores y propósitos?
¿Quién decide?
¿Qué aprende la persona y la organización a partir de estos despidos?

Tus respuestas son el punto de partida fundamental para reflexionar sobre este tema en los siguientes epígrafes.