Antes de comenzar a leer, te invitamos a hacerte las siguientes preguntas cuyas respuestas puedes escribir en un papel si te ayuda. Cualquiera que sea el caso, toma conciencia de lo primero que emerge en tu cabeza y de las sensaciones emocionales y corporales que aparecen, sin reflexionar demasiado:

1. ¿Con qué palabras asocias la palabra conflicto?
2. ¿Qué emociones y sensaciones corporales aparecen al nombrar esta palabra?
3. ¿Para ti qué es un conflicto?
4. ¿Piensa qué tipo de conflictos reconoces en tu vida: familiares, de trabajo, ¿etc.? 
5. ¿Qué tipo de respuestas das o ves se dan en tu entorno en relación a esos conflictos? ¿Desde tu punto de vista se solucionan de manera constructiva?

Estas preguntas y sus respuestas quizá nos ayuden a darnos cuenta que el conflicto forma parte de la vida y sin embargo poco o nada se nos ha enseñado sobre cómo gestionarlos de manera constructiva.

¿Qué entendemos por conflicto?. Según la RAE:

Del lat. conflictus.
1. m. Combate, lucha, pelea. U. t. en sent. fig.
2. m. Enfrentamiento armado.
3. m. Apuro, situación desgraciada y de difícil salida.
4. m. Problema, cuestión, materia de discusión. Conflicto de competencia, de jurisdicción.
5. m. Psicol. Coexistencia de tendencias contradictorias en el individuo, capaces de generar angustia y trastornos neuróticos.
6. m. desus. Momento en que la batalla es más dura y violenta

Las connotaciones que se dan del conflicto en esas definiciones son fundamentalmente negativas y asociadas a violencia. También la percepción social más extendida en torno al mismo suele tener este matiz.
La violencia es una forma de enfrentar el conflicto no pacífica, pero no es sinónimo del mismo.

Clave en este tema es diferenciar el conflicto, de las respuestas diversas que pueden darse a la hora de afrontarlo. Nuestras creencias y actitudes frente a un asunto condicionan las respuestas. Si lo percibimos como algo negativo la tendencia será enfrentarlo desde la evitación, represión o lucha.

Estas respuestas al ser reacciones más que soluciones, lo que hacen es perpetuar el conflicto, funcionando como un círculo vicioso que reafirma la visión negativa que se pueda tener de él.