Nos encontramos siete personas del equipo y David, quien está acompañando y facilitando la sesión. Él nos dirige en el buen sentido de la palabra. Hemos rellenado anteriormente unas encuestas. Estas encuestas de Spiral Dynamics nos muestran elementos de nuestra propia persona, nuestro sistema de valores a la hora de actuar y muchas otras cosas que nos pueden ayudar a conocernos, aceptarnos y a trabajar - en equipo - por el propósito del proyecto en el que estamos trabajando, en la Escuela de Organizaciones TEAL.

Al comenzar la sesión, tras un pequeño baile a modo de ritual, comienza el contenido que va deshilachándose poco a poco.  Hay cartulinas con colores en el suelo y todos tenemos los resultados de nuestras encuestas con los colores que responden a las preguntas. Cada color responde a un paradigma organizativo y a un sistema cultural de valores.

David comienza: - “Por favor, colocaos en vuestro color principal, el color que salga en la casilla número uno”. Tres personas del equipo van al color verde, el color de la comunidad y muy presente en sistemas organizativos como fundaciones y asociaciones, y tres personas del equipo se van al color TEAL, color esmeralda, presente en un tipo de organizaciones reinventadas que son analizadas en el libro de Frederic Laloux y que a simple vista parecen utópicas, pero son reales y ya están funcionando. En mi caso, estoy colocada en mi color principal. Me quedo sola en el color púrpura. Ubicada al lado de la cartulina que me ha tocado.  Tengo una pequeña sensación de incómoda soledad. El primer pensamiento que viene a mi mente hace referencias a la soledad. Quizá mi enfoque sistémico, tan primario, tan irracional, me lleva a esperar que las personas con las que trabajo son mi familia en algún sentido, y esto me arrastra hacia una soledad púrpura cuando muchas veces comprendo que no lo son. Son personas importantes, son personas que nos acompañan en el camino, son compañeras de vida en estos espacios más formales, pero no son mis madres, ni mis hijas. El segundo pensamiento que me viene a la cabeza es la sensación de ser diferente y el valor de la diversidad. Mi cabeza vuela hacia eslóganes publicitarios manidos de “todos somos diferentes y todos somos iguales”. Imagino que por el miedo a que se me dé de lado por tener un color diferente a las demás.

Comienzo a pensar cuál es el significado y origen del color púrpura en Spiral Dynamics y como aceptarlo para que dé sus frutos en el propósito de la Escuela TEAL, me viene la sensación básica del hogar y como nuestro hogar nos permite conectarnos fuertemente con las personas que hay en él, con nuestra familia. Esa sensación de seguridad es reconfortante, como el amor de una madre que siempre va a estar ahí: “Pase lo que pase”. Con las connotaciones sanas y enfermas que tiene esta frase y a las situaciones que pueden llevar a hacer las cosas bajo la premisa de: “pase lo que pase”. Sabes que se te aprecia por el hecho de formar parte, no por tus resultados, no por tu personalidad, sino porque eres parte de la familia. Esto hace que el color púrpura sea un lugar seguro, familiar y reconfortante, fácil de entender. Nadie puede quitarnos nuestro espacio, nadie puede negarte ser parte de la familia, pero también nos puede llevar a pensar que sin la familia o sin ser parte de ella no estamos completas. Por ello, el corazón púrpura cofia mucho en los demás y suele disfrutar de ayudar y de crear sistemas de ayuda mutua. A mi corazón púrpura no le incomoda estar al servicio de la familia. Muchas personas podrían no valorar esa intensa conexión con quienes se encuentran en el camino, pero el púrpura tiene una parte social con mucho peso.

Como dice Spiral Dinamics: “El ser humano púrpura puede compartir sus sentimientos con los demás a través del habla. Al hacerlo, los humanos comenzaron a identificarse más con los miembros directos de la familia y menos con la naturaleza”. La vida emocional avanza a pasos agigantados en el desarrollo del corazón púrpura, de hecho a veces pienso que hay que poner límites a esta parte emocional, aunque se pueda justificar en mucha situaciones. En la década de los 70 se hizo famoso el eslogan feminista de: “Lo personal es lo político”, para que se pudiese comprender que la forma de actuar de las mujeres dentro del hogar estructuraba también la posición de la mujer a nivel político, el púrpura podría llevar un eslogan parecido: “lo personal es laboral”, con todas las connotaciones que conlleva, porque lo personal también es familiar. Las experiencias emocionales de la familia se fusionan con las del individuo. Esto hace que su mundo interior del corazón púrpura esté más conectado con los demás.

Para las personas púrpura también es importante el liderazgo, aunque en la cultura de la familia hay un impulso hacia conceder el liderazgo a las personas con más trayectoria, más mayores o más sabias. Juntos forman un consejo que toma las decisiones más importantes durante las consultas mutuas. Esto también significa que los sistemas ajenos a la familia púrpura pueden suponer una amenaza, esto pueden ser las autoridades o la educación formal obligatoria si entra en conflicto con los valores de la propia familia. Por todo ello, el corazón púrpura ofrece mucho a los proyectos en los que se implica, aunque puede entrar en conflicto si ve amenazas. Es fácil caer en la herencia púrpura muy relacionada con los cuidados para la supervivencia de la especie.

Si me paro a pensar de donde viene mi corazón púrpura me traslado a la infancia. Sin duda, creo que los años de educación de falda tableada tienen relación, esa incomprensible oración diaria en el colegio, el entorno de las familias numerosas, los ritos y las tradiciones, el propio grupo scout donde formaba clanes con las amigas y amigos de confianza, o simplemente las paellas en domingo. Cuando intento reconocer mi corazón purpura en la vida adulta lo identifico con el rol de cuidadora, de madre, de compañera y me asalta un púrpura de género con mucha donación por parte de la sociedad. Cuando lo analizo pienso que quizá a nivel social no interesa tanto que la sociedad disponga de mujeres rojas, naranjas, verde o TEAL, sino que su función reproductora las lleva a quedarse en el púrpura. Y, entonces me surge la duda, ¿mi corazón púrpura lo elegí yo?, ¿o lo eligió el sistema familiar y social en el que nací y crecí?

¿Lo puedo cambiar?, ¿lo quiero cambiar?, o ¿simplemente aceptar?